sábado, 17 de julio de 2010

UNA LUCHA CON ORIGENES VEINTE SIGLOS ATRAS

Semanas antes de que el Episcopado aprobara los planes de la Liga de la Defensa de la Libertad Religiosa para realizar un movimiento armado, comenzaron a ocurrir algunos brotes prematuros y sin coordinación. 
Uno de los primeros rebeldes fue Luis Navarro Origel (con el seudónimo de Fermín Gutiérrez), que desde Pénjamo, Gto., se lanzó a la lucha el 29 de septiembre de 1926 y poco despúes ancabezaba como general a dos mil rebeldes. 

La fecha acordada para la rebelión fue el primero de enero de 1927 y en diferentes lados comenzaron a surgir dispersas partidas de cristeros, llamados así por su grito de ¡Viva Cristo Rey!. Los principales grupos surgieron en Jalisco y fueron secundados en Michoacán, Guanajuato, Durango, Morelos y Oaxaca, más tarde en Zacatecas, Aguascalientes, Sinaloa, Colima, México y Veracruz.

La Unión Popular de Jalisco, presidida por el Lic. Agustín Navarro Flores, organizaba la acción cívica de los católicos jaliscienses. Anacleto González Flores era secretario de la agrupación y también actuaba a través de la ACJM y del periódico "Gladium"

Además desde 1920 operaba en todo el Estado la Unión de Católicos Mexicanos, formada con gente de creencias firmes que habían prestado juramento de trabajar disciplinadamente. Sus miembros tenían señas y contraseñas para identificarse entre sí y era frecuente quellevaran una medalla o un escapulario con la letra "U" -como ellos se decían entres sí- y los grupos de González Flores los que suministraron hombres, sin experiencia en las lides de la guerra, pero decididos, que integraron los mandos de jefes y oficiales cristeros. Junto con esos improvisados oficiales marcharon como sacerdotes castrenses algunos presbíteros, entre quienes se hicieron famosos Pascual Vega, Gumersindo Sedano y David Uribe.

Muchos de los pronunciamentos carecían de coordinación y de planes mas o menos viables, por lo que pronto terminaron trágicamente. 

En León, Gto., siete jóvenes cristeros pensaron dar un golpe de mano y trataron ganarse a Domitilo Flores, jefe de policía del barrio del Coecillo, pero éste los entrgó al General J. Trinidad López. 
Ante los maltratos para que delataran a otros posibles partidarios y ante la inminencia de la ejecución, Agustín Rios, de 21 años, no pudo detener las lágrimas; su compañero José Valencia Gallardo, que intercedió en favor de él, fue golpeado para que callara,  y como contestara con el grito de ¡Viva Cristo Rey!, le cortaron la lengua y luego le dieron un tiro en la cabeza con bala expansiva. 
A continuación fueron liquidados Jose Vázquez, Agustín Rios, de 21 años; Nicolás Navarro, de 20; Salvador Vargas, de 20; y Ezequiel Gómez, de 19. Sólo sobrevivió Isabel Juárez, herido y golpeado. 

El parte oficial anunciaba más tarde que un asalto a la ciudad de León había sido rechazado victoriosamente. (Enero 3 de 1927).
 


America peligra
SalvadorBorrego


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